HANK (16)
Aquella noche, tumbado en la cama, leí los 200 folios mecanografiados de la novela. No era buena. Era simplemente perfecta. Sin lugar a dudas la obra maestra de Hank.
Pero según parecía el no buscaba la fama, ni siquiera el dinero. Tan solo quería poder escribir. Bueno, también beber mucho y follar de vez en cuando.
Deje los folios en el suelo y cerré los ojos. Podía ver los titulares de la prensa especializada.
“Javier Campos consigue ganar el Premio Planeta de Narrativa con su primera novela, Disparando a matar”
“Un nuevo Bukowski: el valenciano Javier Campos, con su ágil y valiente prosa se mete en el bolsillo al jurado del Premio Nadal”
“La fuerza de Hemingway, la imaginación de Joyce y el descaro de Bukowski: Javier Campos, una nueva estrella en el cielo literario”
Pasaría a ser famoso de la noche a la mañana. El “experimento” de Hank iba a cambiar mi vida de una forma increíble. Quizás no fuera justo. Pero no me importaba. Así lo había querido el. Yo no iba a dejar pasar aquel tren. Tenia madera de escritor, pero, para que engañarnos, no iba a vivir de esto.
Decidí que al día siguiente dejaría una copia del libro en todas las editoriales de Valencia y me sentaría al lado del teléfono a esperar la llamada del éxito.
Cerré los ojos y seguí soñando. Pero ahora en blanco y negro.
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