martes, mayo 17, 2005

HANK (14)

Ese lunes por la mañana necesitaba alejarme un poco de todo. La verdad es que me pasaba casi todos los lunes… Casi todos los días…

Me levantaba temprano pero pasaba de ir a la universidad. Mi interés por la economía se había ido esfumando poco a poco. Tampoco es que al principio me pareciera interesante, pero garantizaba un trabajo y un buen sueldo.
Entraba a pocas clases y siempre tarde. Me dirigía a los asientos del fondo y me ponía a leer. Había sacado la mitad de la carrera leyendo clásicos y estudiando en algún bar la noche antes del examen.

Pero me aburría. Me aburría mucho. El mero hecho de imaginarme como empleado de banca toda mi vida me producía escalofríos y un instinto suicida muy peligroso. ¿Dónde estaba toda aquella acción que nos prometían en las películas?¿Donde estaba el amor? A mi me daba la impresión de solo poder oir las risas enlatadas de fondo (y de vez en cuando)

Me gustaba bajar a la parada de metro de Benimaclet y sentarme a esperar. Me encantaban las paradas de metro. Nadie habla. La gente solo ojea su periódico gratuito, mira su móvil y espera su metro. Todos parecen tener prisa. Menos yo.

Yo no espero nada….

Simplemente espero…

Aquella era la cantidad justa de soledad y compañía. Si no sabes cual es la dosis exacta de ambas cosas es muy posible que acabes en un manicomio o contándole tus penas a un psiquiatra. Y si pagas 50 euros la hora por hablar con un tío, es que estas realmente tarado.

1 Comments:

At 7:26 p. m., Anonymous Anónimo said...

Mmmmm, mucho mejor!En su justo
equilibrio. Un salto más hacia delante y casi casi ...

 

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